¿No os pasa a veces que, aunque no hayáis definido del todo lo que queréis hacer, tenéis claro lo que NO queréis hacer? A Groomzilla le pasa continuamente, pero no estamos aquí para hablar de Groomzilla, que este no es su blog de bodas...
Hay cosas que pueden cambiar en la organización de una (o dos) boda(s), pero algunas permanecen inamovibles desde el principio. Sea por motivos ideológicos, poéticos o porque nos sale de las glándulas suprarrenales, una a veces se planta y declama AH NO, ESO EN MI BODA NANAY.
Esta es una lista de las cosas que NO quiero en mi boda.
Porque aquí, lagartas, mando yo |
1. NO QUIERO QUE DADZILLA ME ENTREGUE EN EL ALTAR
Esta monada de comic es de Liz Climo |
Sí quiero entrar después de Groomzilla en el sitio de la ceremonia, pero eso es porque soy una attention whore y quiero ser el grand finale con mi llegada, mis popelines y mis zapatos. Quiero que me esperen como se espera a una estrella de cine y que todos suspiren a mi paso. Y quiero ir al lado del brazo de mi padre, porque lo adoro con cada escama.
Pero no por ello, ni por ir acompañada por mi padre hacia el lugar de oficio, significa que me entregue a nadie. Siempre seré su hija, del mismo modo en que seré la esposa de mi marido y, sobre TODO ello, seré siempre YO MISMA, perteneciéndome en exclusiva, en cuerpo y voluntad.
Minuto 3:25 - antes de dar el sí, la infanta Cristina le pide permiso a su padre. Luego me llamáis ranciosáurida a mí pero... ¿este es el ejemplo que debemos seguir? ¡Ni sumisas ni calladas!
2. NO QUIERO QUE NOS DECLAREN MARIDO Y MUJER
Mujer fui y mujer soy, al menos, desde que mi cuerpo y mi mente así me lo confirmaron. Mujer nací, con identidad de mujer, y siempre fui y seré mujer sin que nadie me lo declare en una ceremonia.
Vale, quizá el problema es que 'groom and bride' no tienen traducción en castellano. Los hombres se convierten en 'maridos', mientras que a las mujeres se las declara 'mujeres'... ¿antes qué era, una planta? ¿Si no me hubiera casado, no sería mujer?
Cuando se lo he comentado a Groomzilla, se quedó un poco pasmado. Primero, me dijo que él ni siquiera había hilado tan fino (ah, amigo, parece que no sabes con quién te casas aún), y después me comentó 'pero si es la fórmula normal en las bodas civiles'.
Pues no, querido lagartito de mis entretelas, no lo es. Y menos desde que en nuestro país es legal el matrimonio homosexual. Es un gran NOPE para marido y mujer, pero será un gran HELLYEAH a unidos en matrimonio, por ejemplo.
3. NO QUIERO EL 'PUEDES BESAR A LA NOVIA'
Y vuelta la burra al trigo... venga, ahora que ya es tuya en propiedad tienes permiso para besarla. Pero sólo porque lo digo yo, la autoridad que atestigua que pasa a ser tuya y entonces la ley tácita te ampara. ¿Preguntarle a ella? ¿Para qué?
Es una fórmula que he escuchado, creo, en todas las bodas a las que he asistido, religiosas o civiles. Incluidas las de mis hermanos. Y me resulta más y más insoportable cuanto más lo escucho. Así que no, queridos, nadie tiene que darle permiso a mi lagarto para que me bese, ni yo tengo por qué someterme a la imposición sexual de un tercero sobre mi partenaire y, mucho menos, sobre mis labios.
4. NO QUIERO QUE ME CORTEN LA LIGA
Otra de esas costumbres que aún se estila pero que está en franca (y lógica) extinción. Representaba, en un inicio (estamos hablando de tiempos pretéritos, hace cosa de cinco siglos), la pérdida de la virginidad de la esposa con el acto del matrimonio, y solía ser el marido el que perseguía a la novia hasta quitarle las ligas. Esta costumbre evolucionó hasta el momento actual, en que también se ha implicado al hombre en ello, cortándole la corbata (aunque este corte simboliza el final del tiempo de fiesta, locura y pindonguería juvenil).
Como hoy en día es, en todo grado, absurdo pensar que las mujeres llegan vírgenes al matrimonio (y me alegro de que sea así), y tampoco casarse significa perder la oportunidad de la fiesta, ya está tan obsoleta esta costumbre y tan falta de sentido que no veo la razón para que nadie se me meta debajo del cancán y me arranque una pieza de lencería. Las Galas se pueden pedir de otras maneras... sí, amigos, se puede una no cortar la liga y aun así conservar las Galas.
Muchas de mis lectoras se preguntarán qué es eso de las Galas. En Zillaland se estila pedir a los invitados una aportación económica discreta, una especie de propina, para los novios. Esta propinilla se suele obtener a cambio de los trozos de liga de la novia o de corbata del novio. Conseguir un trozo del traje de la novia tradicionalmente se considera de muy buena suerte para quien se lo lleve, con promesas de abundancia y riqueza. Muy habitualmente, los amigos (que son los que piden el dinero para los novios, normalmente en una bandeja o una botella) suelen cantar coplas picantonas. Cosas de Zillaland.
Pues bien, hay otras maneras de proseguir con la tradición de las Galas y no tener que desvirgar a nadie. Os preguntaréis cómo... ah, para eso tenéis que esperar a nuestra boda, amigos.
5. NO QUIERO EN EL BAILE:
- Canciones que digan que sin ti me muero, no soy nada, si te vas me muero, no era nadie hasta que te encontré, eres mía/mío. Por favor... Esta parte del amor romántico creía que ya la habíamos superado.
- Canciones de desamor, maltratos, traición, violencia o fuertemente sexuales. Diréis... WHA? Sí, amigos, las he escuchado. EN BODAS. Hay grupos que las ofrecen como acompañamiento musical a la ceremonia. Hay gente que incluso las elige para ir al altar. Y todo porque están EN INGLÉS Y NO LAS ENTIENDEN. Pues yo sí las entiendo, y son un gran NO.
Por ejemplo, Someone Like You de Adele es una de las más utilizadas... pues bien, esta canción es sobre una mujer que le habla a su expareja, y le desea lo mejor mientras se despide de él, ¿de verdad quieres esta canción para bailarla con tu marido? ¿O para caminar hacia el altar? ¿Sólo porque entiendes vagamente que habla a alguien y es como bonica?
Que le den al heteropatriarcado |
4. NO QUIERO QUE ME CORTEN LA LIGA
Otra de esas costumbres que aún se estila pero que está en franca (y lógica) extinción. Representaba, en un inicio (estamos hablando de tiempos pretéritos, hace cosa de cinco siglos), la pérdida de la virginidad de la esposa con el acto del matrimonio, y solía ser el marido el que perseguía a la novia hasta quitarle las ligas. Esta costumbre evolucionó hasta el momento actual, en que también se ha implicado al hombre en ello, cortándole la corbata (aunque este corte simboliza el final del tiempo de fiesta, locura y pindonguería juvenil).
Como hoy en día es, en todo grado, absurdo pensar que las mujeres llegan vírgenes al matrimonio (y me alegro de que sea así), y tampoco casarse significa perder la oportunidad de la fiesta, ya está tan obsoleta esta costumbre y tan falta de sentido que no veo la razón para que nadie se me meta debajo del cancán y me arranque una pieza de lencería. Las Galas se pueden pedir de otras maneras... sí, amigos, se puede una no cortar la liga y aun así conservar las Galas.
La llevo clavada a la prótesis con hilos de acero, monín |
El nuestro es un amor antiguo pero que corre con los nuevos tiempos |
5. NO QUIERO EN EL BAILE:
- Canciones que digan que sin ti me muero, no soy nada, si te vas me muero, no era nadie hasta que te encontré, eres mía/mío. Por favor... Esta parte del amor romántico creía que ya la habíamos superado.
- Canciones de desamor, maltratos, traición, violencia o fuertemente sexuales. Diréis... WHA? Sí, amigos, las he escuchado. EN BODAS. Hay grupos que las ofrecen como acompañamiento musical a la ceremonia. Hay gente que incluso las elige para ir al altar. Y todo porque están EN INGLÉS Y NO LAS ENTIENDEN. Pues yo sí las entiendo, y son un gran NO.
He estado en bailes de boda donde se ha bailado Relax, sin que la audiencia supiera que trata de la masturbación. Incluso, por todos los dioses, My name is Luca, que son las palabras de un niño maltratado pidiendo a su vecino que no llame a la policía mientras escucha cómo le pegan. Todo así, cosas muy nazis.
Party hard |
6. TIRAR EL RAMO
Esta costumbre importada pero ya arraigada fuertemente (como están arraigando las damas de honor, por ejemplo) personalmente me parece una tontuna. Vamos, que además de desprenderte del ramo (que cuesta UN OJO de la cara), encima obligas a la amiga de turno, que a lo mejor ni siquiera quiere casarse, a sufrir el escarnio público y la vergüenza social de estar obligada a ser la siguiente.
Y la próxima en casarse será... el maldito tejado |
Siempre, además, está la tía/abuela/madre graciosita que se pone a coger el ramo para dárselo a la soltera que considera debe ser la siguiente. Como siempre, las señoras mayores opinando sobre las señoras jovencitas y el famoso tiempo de cocción de su arroz.
Sí. Por lo visto nuestro útero es una arrocera, nuestros óvulos son arroz y los periodos son... dejémoslo.