lunes, 13 de julio de 2015

La soledad de un sáurido

No hay grandes novedades en Zillaville.

La verdad es que las cosas parecen ir más despacio de lo que desearía. No hemos avanzado demasiado en los trámites y preparativos, y con el calor que asola nuestro nido, los sáuridos y sáuridas han entrado en letargo playero, así que tampoco es que a nuestro alrededor se vea demasiado movimiento.


Dramatización de los hechos. Faltan los lagartitos 
con pelotas y palas y el señor de los helaos.
El trabajo se ha multiplicado exponencialmente, estamos en la temporada más dura del año y encima la ola de calor no ayuda. Así que esto se ha parado cosa mala, también en el bodaplanning.
Pensaréis, "ya que Bridezilla se ha mudado a un sitio con mar o algo parecido, estará usando los días libres para ir a la playa". Ya, sí, bueno. Pues no. No me gusta ir a la playa sola, así que me aguanto y me fastidio.


El día que me meta en el agua ¡me quedo todo el mar para mí!
Pensaba que, al pasar la boda de Brozilla, el mundo se volvería un poquito hacia mí, pero no ha sido el caso. Unos andan a otros asuntos, otros andan entretenidos, los de más allá tienen curro, los otros están de viaje, los de acullá ni me contestan a los mensajes... vamos un panorama como para meterse bajo el cascarón y ponerse a contar escamas.

El tema 'wedding planner' tampoco avanza. La que me iba a llamar no me ha llamado, las que me dijeron que no habría problema pero que les dijese temporada y número de invitados tampoco contestan al mail... incluso he encontrado una empresa organizadora de eventos que lleva un conocido, al que he enviado un mail con todos los detalles y, ¿sabéis qué? Pues eso...





Mientras tanto, vuestra lagártida Bridezilla sigue mirando webs, apuntando ideas y llenando su Pinterest de chorradas maritales. Tengo un puñado de detalles que me gustan mucho-mucho pero que no sé cómo voy a llevar a puerto, e incluso hemos cambiado la idea de las invitaciones hacia algo que nos gusta más y da un giro gracioso a la idea inicial.

Groomzilla se va pronto a un viajecito y la menda se queda sola en Zillaville (bueno, sola no, con Kittenzilla) y podría aprovechar ese tiempo para comenzar a hacer manualidades y decoraciones con visos al DIY de la boda. Eso es mi esperanza pero, queridas sáuridas, creo que ya sabéis cuál será la realidad.


Wake me up when September ends
¿Carencia de vitaminas? ¿Futuro infarto cerebral? No lo sé, amigas, pero lo único que me apetece estos días es tirarme en el sofá y dormir sopotocientas horas. Si alguien quisiera acompañarme, donde me tiraría sería en la tumbona de un hotel con un daikiri de banananana en la mano pero, lagartas mías, nadie está por la labor de acompañarme.

Como pequeño avance en los preparativos, he de decir que aquel sitio tan mono para la boda-de-aquí nos ha mandado las propuestas de menú que esperábamos hace meses, y eso porque Groomzilla se las ha pedido por mail. Y todo ha sido bastante WTF porque: 

1. En esta tierra perdida de la mano del Gran Saurio, conciben menús de bodas de tres platos. En Zillaland, los invitados se te irían a por un bocata en el bar de enfrente.
2. Los precios, aunque razonables, son más caros de lo que nos dijeron.
3. Es la carta de precios de 2015.
4. La barra libre, DJ y decoración floral van aparte, cuando se nos aseguró que iba todo en pack.
5. Para pagar una boda medio decente debería vender a mi primogénito a una mafia rusa, subrogar mi útero un par de veces y alquilarme como mascota para un excéntrico.

¡Y todo eso sólo hablando de una de las bodas!

¿Peroquémestáscontando?
 Nos queda volver a hablar con ellos, porque quizá no tenemos toda la información completa. Por el momento he hecho cuentas y la calculadora me ha soltado una pedorreta.

No tengo muchas más noticias. Uno de nuestros compañeros de trabajo ha abandonado porque era demasiada carga laboral hoy mismo. Así que no me queda tiempo para pensar en los popelines, el blanco roto, el candybar y el seating plan.

¡Novedades de Bridezilla y Groomzilla en el próximo post, amigas!


viernes, 3 de julio de 2015

Novedades en Zillaville

Ya estamos de vuelta de Zillaland, después de haber asistido a una preciosa y divertidísima boda, protagonizada por uno de mis Brozillas y mi ahora cuñada, Gamera.

Ha sido una boda muy especial por el nivel de relax con el que la familia la ha afrontado. Nada de exigencias, nada de prisas, de mareos o de malas caras, a la novia todo le parecía bien y los dos siempre nos transmitieron que su boda era para divertirse y compartir un momento especial.

Así que hubo risas, emoción e incluso momentazos, bajo el calor de junio en Zillaland, de descoque hotelero. Imaginaos a Siszilla, Momzilla y una sáurida servidora quitándonos los vestidos después de las fotos del novio para refrescarnos antes de la ceremonia, ahí, con las lorzas al aire y los corsés bien apretaos, los peinados y maquillajes de profesionales y el joyerío puesto, en mi habitación de hotel. Unas risas, vamos, mientras movíamos el abanico con brío.


Este me lo pido
Groomzilla también se lo pasó genial, aunque le dio por ponerse tristuco viendo a Brozilla con Momzilla caminando hacia el arco de flores rojiblancas, y acordándose de la madre que lo puso en el mundo, que nos va a faltar (y mucho) en la boda.

Pero aquí viene algo alegre para aliviar un poco el dolor y la ausencia: ya tenemos madrina. Si bien en mi caso estaba clarinete que Dadzilla iba a vivir su gran día acompañándome al encadenamiento amoroso, a Groomzilla le ha tocado elegir madrina entre las candidatas al puesto. Ha sido una decisión difícil, y en el viaje a Zillaland ya había reducido su lista a tres claras contendientes, pero al final, mientras conducía hacia Mordrid para tomar el primer pterodáctilo de vuelta, me dijo que había escogido.


Sí, el caloraco que hace aquí hizo que tuviéramos bastantes turbulencias, tanto
al despegar como al aterrizar
Personalmente no opiné nada ni sugerí nada en todo el proceso, ya que aparte de algo emocionante es algo muy doloroso y personal. Así que anteayer fuimos a decirle a Sobrizilla que si quería ser nuestra madrina doble, y aceptó. Fue muy bonito y sé que tanto a ella como a su madre les hace mucha ilusión.

Y al que no le guste... pues que no mire.

En otro orden de cosas, hemos decidido que para la segunda boda, la de Zillaland, queremos contar con la ayuda de un wedding planner.


NO, no contaremos con Walder Frey para ese cometido. No estamos tan locos.
Habiendo vivido ya unas cuantas bodas desde el lado de la familia, y con la poca disponibilidad que tenemos para viajar a Zillaland, y que queremos que nuestra gente se concentre ese día en disfrutar y nada más, buscamos una empresita que nos ayude a coordinar los eventos que tendrán lugar el día de nuestra segunda boda. Estar atento a que los invitados lleguen a tiempo, que la decoración esté preparada, que la música suene a tiempo, que los menús estén colocados o que los camareros sepan quién es alérgico a qué.

Hay muchas otras cosas que podemos hacer nosotros o nuestras familias (como fabricar y decidir dónde van los elementos decorativos, los regalitos, el diseño de la ceremonia, escoger el fotógrafo, la música, diseñar las invitaciones y menús, distribuir las mesas, pensar en una paleta de colores, buscar hoteles para los desplazados...) pero el día B (como le llaman en las publicaciones sobre bodas) queremos dedicarnos sólo a pensar en el momento, y que los invitados y familia hagan lo mismo.


Aquí con nuestra wedding planner, decidiendo con quién sentamos a la tía King Gidorah
y sus tres cabezas, para que tengan conversación durante el banquete
Así que envié unos cuantos mails a empresas que vi por internet, de las que trabajan en Zillaland, y tengo un puñadito de respuestas. Paradójicamente, las que más me han gustado son las que han sido más escuetas, y eso que les envié un mail larguito y con bastante detalle.

Una de las empresas me ha querido imponer sus restaurantes, sus camareros e incluso sus menús. Los he mandado... ¿dónde? Pues, como de costumbre, a pastar a Kioto. Otra de las empresas me ha preguntado cuándo y para cuántos, y aún espero sus estimaciones desde que les respondí.
La tercera es la que mejor espina me da. Es una empresa de una o dos personas, en su portfolio no se ven demasiados ejemplos de trabajos pasados y tampoco ofrece demasiada información sobre su experiencia... pero la web es una cucada, la respuesta ha sido entusiasta (se ofrece a llamarme cuando yo quiera y hablarlo directamente) y es clara y elegante en la información de su página web. Además los honorarios no se le van por las nubes, el básico está fetén, y encima no cobra comisiones de ninguno de los servicios con los que contacta (hoteles, restaurantes, fotógrafo, decoración, etc.)

Buscando localizaciones para las fotos de boda... por duplicado
Y como novedad-no-relacionada con las Dosbodas, hemos adoptado un gatete en Zillaville. Nuestro Kittenzilla está hecho todo una fiera, un cazador nato, y un dormilón de tomo y lomo. Ya come pienso solito, sabe usar su arenero y destruir ciudades de tamaño mediano.


Tiembla, Zamora
Pronto, más novedades desde Zillaville. Hasta la próxima, queridas sáuridas.